El almacén puede considerarse redituable para un negocio según el apoyo que preste a las funciones productoras de utilidades: producción y ventas. En vez de verlo como un mal necesario, existen muchas oportunidades para que nuestros almacenes nos aporten valor.
Aunque el manejo y almacenamiento de materiales y productos es algo que eleva el costo del producto final sin agregarle valor, su control y manejo efectivo presenta oportunidades para un mejor control, optimización y logro de su función, conservando y proveyendo los artículos necesarios de acuerdo a un plan maestro con el mínimo de riesgo de faltantes y al menor costo posible de operación.
La custodia fiel y eficiente de los materiales o productos debe encontrarse siempre bajo la responsabilidad de un líder de equipo en cada almacén. El personal de cada almacén debe ser asignado a funciones especializadas de recepción, almacenamiento, registro, revisión, despacho y ayuda en el control de inventarios.
Los estantes o “racks” de almacenaje deben conservarse en buenas condiciones, con los productos identificados y su ubicación codificada de manera que por sistema se puedan encontrar y obtener eficientemente.
La disposición del almacén deberá ser lo más flexible posible para poder realizar modificaciones pertinentes con mínima inversión.
Toda operación de entrada o salida del almacén requiriere documentación autorizada según sistemas existentes. La entrada al almacén debe estar prohibida a toda persona que no esté asignada a él, y estará restringida al personal autorizado por la gerencia o departamento de control de inventarios.