Si bien existen retos importantes derivados del acuerdo (incremento del valor agregado y del nivel salarial entre los países involucrados), un aspecto favorecedor para el país es que la industria de manufactura ha sido competitiva para la estimulación de la recuperación económica, por lo que los líderes del sector señalan que la entrada en vigor del tratado será positiva (63%).
Por otro lado, en referencia a las fuentes de financiamiento para hacer frente a la crisis, es necesario dividir al sector en dos grandes rubros: empresas manufactureras con inversión nacional y aquellas con recursos de procedencia extranjera.
En cuanto a las segundas, no es común que recurran al sistema de financiamiento local; sin embargo, no hay limitaciones para que acudan a este. En cuanto a las compañías de inversión nacional, se deben hacer esfuerzos para que puedan obtener créditos accesibles, y así reactivar la capacidad económica de la industria y llegar a los niveles de producción que se requieren.
Otros factores importantes en la competitividad de la industria de manufactura son la innovación y la transformación digital; elementos relevantes en la disrupción del sector. Continuar apostando por incrementar la inversión en tecnología, bajo el concepto de la industria 4.0 aporta gran valor para apuntalar las organizaciones en un alto grado de competitividad de acuerdo con las tendencias de consumo globales.
Derivado de la pandemia COVID-19, queda claro que el mundo está teniendo cambios importantes: la aceleración de la disrupción tecnológica ha transformado los hábitos de negocio y los patrones de consumo. Ante ello, la industria de manufactura en México tiene que adaptarse y ser disruptiva ante este panorama, favoreciendo la competitividad y el crecimiento económico que este importante sector puede aportar.