El mantenimiento y control preventivo de las instalaciones son fundamentales para evitar posibles averías y, de este modo, preservar la productividad de la empresa. Cuando se produce una avería, el técnico actúa de inmediato para que la producción no se vea afectada. Es un trabajo en el que hay que actuar rápidamente pero que también exige reflexión y experiencia.
Aunque puede desarrollar una especialidad, la variedad de las instalaciones hace que el técnico electrónico sea un experto en todo. Esta versatilidad se aplica también a los problemas eléctricos, mecánicos e incluso neumáticos. Este trabajo implica un enorme conocimiento de las instalaciones y una gran capacidad de autonomía. Por ello, la experiencia es esencial.
Los distintos tipos de mantenimiento que se llevan a cabo en un entorno de producción aseguran la idoneidad de cada uno de los componentes. La aportación de cada elemento tendrá mucho que con el valor de ese trabajo constante que se puede desgranar en varios tipos de mantenimiento, diferentes y complementarios.
Mejorar la vida útil de la instalación equivale a beneficiarse de un gran ahorro que compensa los esfuerzos invertidos en el programa de mantenimiento.