Los sistemas de producción industrial son los distintos métodos que utiliza una compañía para transformar una materia prima hasta convertirla en el producto final que se va a comercializar. Conocerlos es importante porque la empresa puede saber desde el primer momento cuál es la política que tendrá que seguir para alcanzar el éxito.
En este artículo se explica por qué las empresas optan por un sistema u otro y se va a realizar una descripción de cada uno de los cuatro más utilizados.
Sistemas de producción industrial
La elección de un determinado sistema depende de diversas variables que hay que considerar. El tipo de empresa, actividad, plantilla, el volumen de la producción o el nicho de mercado son las más importantes a nivel estructural, puesto que adoptar una opción u otra supone una inversión a medio plazo. Dependiendo del caso, un sistema de producción podrá ser cerrado, si tiene predeterminadas sus relaciones de causa-efecto, o abierto, si no las tiene.
En la mayoría de los casos, no existen varias formas de producir, sino que la compañía va a tener que decantarse por un determinado sistema desde el principio. Lo que sí se puede dar es que, por razones de cambio de tamaño, convenga pasar de un sistema concreto a otro, en especial en la industria productora de bienes de consumo.
Dependiendo del experto en la materia, se enumeran tres o cuatro sistemas de producción industrial.
Producción por trabajo o proyecto
La producción por trabajo se realiza después de recibir un pedido y es común en empresas que necesitan un uso intensivo de mano de obra y recursos, como es el caso de la industria de los astilleros. También, algunas pequeñas empresas se rigen por esta forma de producción. Antes de que el comprador dé su conformidad, la empresa envía un informe con el costo total del encargo, materiales necesarios, planificación y las posibles incidencias que se pueden dar.
El principal inconveniente de este sistema radica en que la sostenibilidad de la compañía está sujeta a los pedidos y se requerirá de formas de contratación flexibles.
Producción por lotes
Esta forma de producir es propia de las empresas pequeñas o medianas, e incluso de antiguos artesanos que han dado el salto hacia la producción estandarizada. Es rentable en el caso de productos de un alto valor añadido porque, aunque funciona mediante moldes homogéneos, las cantidades que se producen son pequeñas.
Si bien es relativamente fácil la fabricación cuando se conocen las pautas, ofrece el problema de la coordinación de las distintas partes de la compañía porque, si falla una parte de la cadena, se malogra todo el proceso.
Producción en masa
La producción en masa: parte de la idea de que hay que producir mucho para poder vender barato. Por lo tanto, se consiguen cientos o miles de productos idénticos y se obtiene una rebaja en los costos de producción, tanto por la incorporación de nuevas tecnologías como por la racionalización de la actividad de la mano de obra. En consecuencia, la cadena de producción funciona durante un periodo de tiempo que, en principio, es indefinido, aunque se pueden establecer turnos de descanso cada día.
Este es el sistema de producción habitual en industrias como la automotriz o la de determinados bienes de consumo. Si una empresa de producción en masa amplía su mercado, es probable que tienda hacia la producción de flujo continuo para optimizar el uso de la maquinaria.
Producción de flujo continuo
El principal hándicap, más que en el proceso de producción, está en la posibilidad de conseguir salida comercial a los bienes. Por lo tanto, solo se opta por este método cuando se trata de industrias con una muy alta rotación de producto o cuando el perjuicio de detener la producción durante un turno sería claramente mayor que mantenerla.
Determinadas industrias, como los altos hornos o las centrales térmicas, tienen que funcionar mediante una producción de flujo continuo. También es posible mantener este ritmo en grandes compañías de otro tipo de bienes.